sábado, 20 de junio de 2009

El conocimiento como bien
Los de mi generación hemos escuchado desde niños que “el estudio es el que te abre las puertas de un futuro mejor” o frases parecidas. Con los años, y la experiencia, uno comprende que además es el conocimiento el capital del que nadie nos puede despojar. Es más, hay muchos relatos de circunstancias extremas donde la supervivencia se basó en la aplicación de los conocimientos. Sin llegar a esas circunstancias, o tal vez pensando en ellas, nuestra curiosidad, nuestro anhelo de saber más sobre temas variados, debería mantenerse latente hasta nuestros últimos días.
Ahora bien ¿es el acceso al conocimiento un bien al alcance de todos? Ya que, el conocimiento de por sí existe pero…¿ quiénes tienen el acceso a él?
Me pareció interesante el artículo de Juan A. Vázquez, Rector de la Universidad de Oviedo, Presidente de la Conferencia de Rectores de las universidades Españolas (CRUE) ,publicado el viernes 19 de mayo de 2006 en la revista online “Globalización del conocimiento” del cual extraje algunos párrafos.
“El conocimiento es, sin duda, uno de los más poderosos instrumentos de transformación y progreso; una de las más poderosas palancas de desarrollo, de igualdad de oportunidades, de cohesión y de movilidad social. Así los ha sido en nuestro país en las últimas décadas. Con “despensa y escuela”, como pedía Joaquín Costa, ha conseguido España remontar cotas insospechadas de su atraso secular y alcanzar los actuales.
A ese formidable logro han contribuido decisivamente las universidades españoles que, en estas pasadas décadas, han experimentado un trascendental cambio, un profundo proceso de modernización y de renovación que las sitúa ahora en condiciones de dar el nuevo salto cualitativo que requiere la sociedad del conocimiento. Y en ese cometido estamos comprometidos de lleno ahora que se está redefiniendo el papel y las orientaciones de las universidades y se está pasando de la universidad de la cantidad a la de la calidad, de la universidad cerrada a la abierta y comprometida con la sociedad, de la de cercados protegidos a la de los mercados competitivos y de la de ámbitos nacionales a la de espacios de integración.
Por más que abunden la diversidad y las especificidades, no son otros sino estos mismos los objetivos universitarios cuando se contemplan en la perspectiva del conjunto Iberoamericano: mejorar en la calidad y la eficiencia del estratégico servicio universitario de la generación y la transmisión del conocimiento; hacer de la educación superior un instrumento al servicio del progreso y el bienestar de las sociedades; y hacerlo conjuntamente impulsando un espacio iberoamericano del conocimiento. Son éstos, a mi modo de ver, los tres grandes ejes que han de marcar las pautas prioritarias de la Universidad del siglo XXI para lograr una educación integradora, que reafirme el carácter de la educación superior como bien público vinculado a compromisos como los recogidos en la Declaración Mundial sobre Educación Superior de parís en 1998 y que avance, al mismo tiempo, en la plena adaptación a las necesidades de esta era de la sociedad del conocimiento.
La educación que supera barreras, que integra sistemas, constituye, pues, uno de los objetivos universitarios principales en este mundo globalizado. Decía Víctor Hugo que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Y creo que este es el tiempo de la cooperación, de la convergencia y de la educación que supera fronteras que integra sistemas. (...) Pero no hemos de mirar sólo al realidad de nuestra propia convergencia sino de la de otras convergencias posibles más allá de nosotros mismos, para plantear el objetivo de desarrollar un espacio común Iberoamericano del conocimiento que nos enfrenta al complejo y atractivo reto de una utopía que hemos de llegar a convertir en realidad. En ese propósito ha habido hitos como los de las reuniones celebradas en Salamanca, Lima, Santiago de Compostela, Guadalajara (México) el encuentro de rectores iberoamericanos de Sevilla, organizado por Universia que, por otra parte, ofrece un valiosísimo instrumento articulador de este proyecto y está contribuyendo decisivamente, y desde la base, a la configuración de una red universitaria iberoamericana y de un espacio común del conocimiento. (…)
Para alcanzar ese objetivo se requiere todavía mucho y tenaz trabajo. Es muy meritoria la labor que hasta ahora se ha desarrollado, pero resulta indispensable avanzar sobre los pasos parciales, dispersos y, en ocasiones, poco efectivos que hasta ahora se han dado, quizá a causa de la gran diversidad de los sistemas educativos, de la heterogeneidad de las propias instituciones universitarias y, sobre todo, de la falta de una verdadera decisión política y de la ausencia de un adecuado respaldo financiero.(…)
Para esta ambiciosa agenda de trabajo se requiere, desde luego, una implicación activa de las unidades académicas y una importante disponibilidad de recursos financieros, pero sobre todo, y para pasar de la solemnidad de las declaraciones a los hechos, una decisión política del mayor nivel, instrumentada a través de las Cumbres Europeas e Iberoamericanas, que han de asumir como propio e impulsar decididamente el objetivo del espacio iberoamericano del conocimiento como elemento fundamental para desempeñar el papel estratégico y fundamental en el desarrollo económico que corresponde a la Universidad en la sociedad de nuestros días.
Esa habría de ser una contribución decisiva a esa utopía posible de un espacio iberoamericano del conocimiento que ha comenzado a dar sus primeros pasos y que ha de servir para reafirmar el papel del conocimiento como palanca fundamental del desarrollo económico, de la movilidad social y de la igualdad de oportunidades combatiendo la más radical y peligrosa desigualdad del conocimiento.”
El artículo completo se puede leer en http://sociedad-del-conocimiento.blogspot.com/2006/05/el-espacio-iberoamericano-del.html

Me pareció relevante saber que se estaba haciendo en el ámbito académico en cuanto a la globalización del conocimiento, sobre todo en lo que al mundo de habla hispana se refiere. Ya que es dentro del mismo donde no sólo circulan sino también se generan conocimientos nuevos.
Por último haré referencia al accionar del Banco Mundial en cuanto a su programa: Diseño y Pedagogía. Los componentes del programa incluyen todas las regiones en las que trabaja el Banco Mundial usando una combinación de enfoques que incluye encuentros cara a-cara, videoconferencias a través de la Red Mundial de Aprendizaje para el Desarrollo (GDLN) y foros de discusión electrónicos. Todos los cursos del programa están organizados en módulos que pueden flexiblemente ensamblarse según la audiencia y permitir a las instituciones asociadas replicar los cursos a nivel nacional pudiendo seleccionar los módulos apropiados y adaptarlos según las necesidades de aprendizaje. Actividades de comunicación, incluyendo el intercambio de conocimiento e información a través de Internet, materiales impresos y CD-ROMs acompañan cada evento para asegurar la continuidad y alargar el impacto de aprendizaje.
Con lo cual vemos todos los dispositivos informáticos al servicio del crecimiento y desarrollo.
Quedará a las nuevas generaciones analizar si estos instrumentos han verdaderamente sido útiles en la generación de cambios para los beneficiarios de estos programas a partir del conocimiento adquirido.
Mientras tanto está en cada uno de nosotros, ciudadanos con acceso a estas informaciones favorecerlas y difundirlas. Mucho más los que nos hemos fijado como meta llegar a ser bibliotecarios realmente útiles, lo cual comienza desde una formación “a conciencia” desde estos primeros pasos.

SILVIA BOGLIOTTI

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